Ovis orientalis aries
Reino
Filo
Subfilo
Clase
Orden
Familia
Subfamilia
Género
ESPECIE
Ovis aries
Esperanza de vida
10-20 years
Peso
45-160
99-352
kglbs
kg lbs 
Longitud
120-180
47.2-70.9
cminch
cm inch 

La oveja (Ovis orientalis aries) es un mamífero cuadrúpedo ungulado doméstico, utilizado como ganado. Como todos los rumiantes, las ovejas son artiodáctilos, o animales con pezuñas. A pesar de que el término oveja se aplica a muchas especies del género Ovis, por lo general hace referencia a la subespecie doméstica de Ovis orientalis.

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Posiblemente son descendentes del muflón salvaje de Europa y Asia y fueron uno de los primeros animales en ser domesticados para fines agrícolas, criados principalmente por su lana, carne y leche. La lana de oveja es la fibra animal más utilizada y por lo general se recoge mediante esquila. Su carne recibe el nombre de carne de cordero cuando es de un animal joven y de ovino mayor cuando proviene de animales de más de un año. También se crían como organismo modelo para la investigación científica.

La cría de ovejas se practica en casi todo el mundo y ha sido fundamental para muchas civilizaciones. En 2014 la FAO reflejaba la existencia de más de mil doscientos millones de cabezas en todo el mundo, con China como mayor productor, con más de doscientos millones (un 16,7 % del total), seguida por Australia con setenta y dos y la India con sesenta y tres millones de cabezas.

Como animal clave en la historia de la ganadería, las ovejas están profundamente arraigadas en la cultura humana y aparecen representadas tanto en el lenguaje moderno como en la simbología. Como ganado, se asocian generalmente con imágenes pastoriles y arcadianas. Aparecen en muchos mitos —como el del vellocino de oro— y en las grandes religiones, especialmente en las abrahámicas. Tanto en los ritos religiosos antiguos como en los modernos, se han utilizado como animales de sacrificio.

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Apariencia

Las ovejas son unos rumiantes de tamaño relativamente pequeño, generalmente con un pelo rizado que recibe el nombre de lana y a menudo con cuernos laterales en forma de espiral. Las ovejas domésticas se diferencian de sus antepasados y sus parientes salvajes en varios aspectos, habiéndose convertido en una especie neoténica como resultado de la crianza selectiva realizada por los seres humanos. Algunas razas primitivas todavía conservan algunas de las características de sus parientes salvajes, como las colas cortas. Según la raza, las ovejas pueden no tener cuernos, tenerlos ambos sexos, o solo los machos. La mayoría de las razas con cuernos tienen solo un par, pero algunas pueden tener varios.

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Otra característica distintiva de las ovejas domésticas respecto a los ovinos salvajes es su gran variedad de coloración. Las ovejas salvajes por lo general solo se encuentran en tonos marrones y con variaciones extremadamente limitadas. En cambio la gama de coloración en las domésticas va desde un blanco puro hasta un marrón chocolate oscuro e incluso a manchas. La selección por parte de los humanos en favor de la lana blanca, que puede teñirse fácilmente, se realizó en los inicios de su domesticación y como la lana blanca es un rasgo dominante se extendió rápidamente. A pesar de ello, muchas razas modernas son de colores distintos al blanco, e incluso pueden aparecer como un rasgo recesivo en rebaños blancos. Si bien la lana blanca es conveniente para los grandes mercados comerciales, hay un nicho de mercado para la de color, sobre todo para hilado artesanal. La naturaleza de la lana varía dependiendo de las razas, desde densa y muy ondulada, a larga y fina, con variaciones de tipo y calidad incluso entre miembros de la misma manada.

Su altura y peso varían dependiendo de la raza. El ritmo de crecimiento y su peso adulto es un rasgo hereditario y a menudo se seleccionan en la cría. Las hembras suelen pesar entre 45 y 100 kg y los machos entre 45 y 160 kg. Su dentición temporaria o de leche está formada por 20 dientes y la de adulto por 32. La adulta está formada por 12 molares, 12 premolares y 8 dientes frontales, pero hay cierto desacuerdo en cuanto a si son 8 incisivos o 6 incisivos y 2 caninos con forma de incisivos, con lo que su fórmula dentaria sería o. Al igual que otros rumiantes, sus dientes frontales se encuentran en el maxilar inferior y muerden contra una formación cartilaginosa sin dientes en el maxilar superior denominada rodete dentario, que utilizan para arrancar vegetales mientras los dientes traseros los muelen antes de tragar. Hay una gran separación entre los dientes frontales y los premolares. Durante el proceso de cambio de dentición de leche a permanente es posible determinar la edad de una oveja a partir de sus dientes frontales, pues aproximadamente cada año le nacen un par de incisivos, hasta los cuatro o cuatro años y medio, cuando ya completan su dentición. A medida que envejecen sus dientes frontales comienzan a desgastarse, lo que dificulta su alimentación y repercute en su salud y productividad. Por esta razón, el declive de las ovejas domésticas que pastan en prados suele comenzar a partir de los cuatro años, con una esperanza de vida media de entre diez y doce años, aunque algunas pueden llegar a vivir hasta veinte.

Tienen pupilas horizontales en forma de ranura y una visión periférica excelente; con un campo visual de entre 270° y 320°, pueden ver detrás de ellas sin girar la cabeza, salvo en algunas razas con vellón largo en la cara, en las que, salvo si se la esquilan, se reduce en gran medida su visión periférica. Sin embargo tienen una pobre percepción de profundidad; las sombras y los cambios de nivel del terreno pueden hacerlas retroceder y en general tienden a evitar las zonas oscuras y quedarse en zonas bien iluminadas. Sus ojos tienen muy baja hipermetropía y un ligero astigmatismo. Estas características visuales les permiten generar una imagen retiniana bien enfocada de objetos, tanto a media como a larga distancia. Debido a que sus ojos no tienen capacidad de acomodación, podría interpretarse como que la imagen que perciben de objetos muy cercanos sería borrosa, pero una visión clara de objetos próximos podría ser proporcionada por el tapetum lucidum y la gran imagen retinal de sus ojos, permitiendo una visión cercana adecuada. Las ovejas tienen visión del color y pueden distinguir el negro, rojo, marrón, verde, amarillo y blanco.

Las ovejas tienen buen oído y son sensibles al ruido durante su manipulación. Tienen un excelente sentido del olfato y, como todas las especies de su género, disponen de glándulas odoríferas justo ante los ojos y entre las patas. La función de estas glándulas es incierta, aunque las de la cara podrían desempeñar un papel en su comportamiento durante el cortejo. Es posible que las glándulas interdigitales tengan la función de impregnar de olor la hierba para reforzar el instinto de pastoreo, pero se han propuesto otras funciones, como la secreción de residuos o un marcador de olor para ayudar a las ovejas perdidas a reencontrar su rebaño.

Como miembros de la subfamilia Caprinae, las ovejas y las cabras están estrechamente relacionadas y tienen una apariencia similar. Sin embargo, son especies separadas, por lo que rara vez se producen híbridos y en cualquier caso siempre serían estériles; apenas existen casos científicamente documentados de un híbrido de una oveja hembra y un macho cabrío. Entre las diferencias de apariencia en ambas especies están las barbas y el labio superior dividido exclusivos de las cabras, que la cola de las ovejas (incluso cuando es de pequeño tamaño o se la han cortado) cae hacia abajo mientras que la de las cabras se mantiene erguida, que las ovejas generalmente carecen de cuernos (en ambos sexos o solo las hembras) mientras que las cabras que nacen sin cuernos son escasas, o que los machos cabríos adquieren un fuerte olor distintivo durante el estro, mientras que los carneros no.

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Hábitos y Estilo de Vida

Comportamiento estacional

Dieta y Nutricion

Las ovejas son mamíferos exclusivamente herbívoros. La mayoría de las razas prefieren comer hierbas y otras plantas de fibra corta, evitando las partes leñosas más altas de las plantas. Utilizan sus labios y lenguas para seleccionar las partes de la planta que son más fáciles de digerir o más nutritivas y, a diferencia de las cabras, se adaptan bien en zonas de pasto monocultivo. Como todos los rumiantes, las ovejas tienen un complejo aparato digestivo compuesto por cuatro compartimentos, lo que les permite descomponer la celulosa de los tallos, hojas y la cáscara de las semillas en carbohidratos simples. Cuando pastan, la vegetación es masticada hasta convertirse en una masa denominada bolo, que luego pasa al rumen o panza a través del retículo. El rumen es un órgano con una capacidad de 19 a 38 litros en el que se fermenta alimentación gracias a los microorganismos especializados presentes en este órgano, como bacterias anaeróbicas, protozoarios y hongos anaeróbicos, así como algunas arqueas, que producen metano a partir de dióxido de carbono. El bolo se regurgita periódicamente a la boca para una masticación y salivación adicional. La masticación del alimento regurgitado es una adaptación que permite a los rumiantes pastar más rápidamente por la mañana para luego masticar completamente y digerir el alimento a lo largo del día. Este sistema es más seguro que el pastoreo, que requiere bajar la cabeza dejando así al animal vulnerable a los depredadores.

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Durante la fermentación, el rumen produce gas que debe ser expulsado; alteraciones digestivas, como cambios bruscos en su dieta, pueden causar enfermedades potencialmente mortales como la torsión gástrica, cuando el gas queda atrapado en el rumen debido al cierre reflejo del esfínter esofágico caudal al entrar en contacto con espuma o líquidos. Tras la fermentación el alimento pasa al retículo y el omaso o libro; algunos alimentos especiales, como los cereales, no son procesados del todo por el rumen. Tras pasar los tres primeros compartimentos estomacales, el alimento pasa al abomaso o cuajar para la digestión final antes de que sean procesados por los intestinos. El abomaso es la única de las cuatro cámaras de los rumiantes que es similar al estómago humano, y a veces se le conoce como estómago verdadero.

Las ovejas siguen un patrón de actividad diurno, alimentándose desde el amanecer hasta que se pone el sol, parando esporádicamente para descansar y masticar el bolo regurgitado. El gusto es el sentido más importante para el establecimiento de sus preferencias a la hora de seleccionar alimento; suelen preferir plantas agridulces y generalmente rechazan las amargas. También son importantes para su elección el tacto y la vista a lo hora de elegir las características específicas de la planta, como la suculencia y su forma de crecimiento. Su pasto ideal no es una hierba similar al césped sino una gran variedad de gramíneas, legumbres y malezas. Los tipos de terreno donde se crían ovejas son muy variables y van desde pastos sembrados y mejorados expresamente hasta terrenos silvestres ásperos. Algunas plantas comunes que son tóxicas para las ovejas están presentes en la mayor parte del mundo, como por ejemplo las cerezas, algunos robles y bellotas, el tomate, el tejo, el ruibarbo, la patata o el rododendro.

Son herbívoros orientados fundamentalmente al pastoreo, a diferencia de los animales ramoneadores, como cabras y ciervos, que prefieren un follaje más alto. Dotadas de una cara mucho más estrecha, las ovejas arrancan las plantas muy cerca del suelo y pueden llegar al sobrepastoreo con mucha más rapidez que el ganado vacuno. Por ello, muchos pastores hacen un uso ordenado de pastoreo rotacional, en el que un rebaño se traslada a través de múltiples zonas de pastos, dándoles a las plantas tiempo para recuperarse. Paradójicamente, las ovejas pueden tanto causar como solucionar la propagación de especies de plantas invasoras. Al alterar el estado natural de los pastos, las ovejas y otro tipo de ganado pueden allanar el camino para las plantas invasoras, sin embargo, a las ovejas también les gusta comer especies invasoras como Bromus tectorum, Euphorbia esula, algunas especies de Pueraria o Centaurea podospermifolia en lugar de especies nativas como la artemisa, haciendo de las ovejas un método eficaz de pastoreo de conservación. Investigaciones llevadas a cabo en California demostraron que las ovejas pastando en plantaciones de alfalfa en invierno eran tan eficaces como los herbicidas para el control de malezas y servían como control de insectos tan eficazmente como los insecticidas.

Además del forraje, el otro alimento básico de las ovejas es el heno, especialmente durante los meses de invierno. La capacidad de prosperar únicamente con pasto (incluso sin heno) varía dependiendo de la raza, pero todas pueden sobrevivir con esta dieta. Un requerimiento fundamental en su alimentación es una fuente constante de agua potable. La cantidad de agua que necesitan varía con la estación del año y el tipo y calidad de los alimentos que consumen. Cuando se alimentan de grandes cantidades de plantas jóvenes y hay precipitaciones (incluido el rocío) las ovejas necesitan menos agua. Cuando están confinadas o comen grandes cantidades de heno preparado, suelen necesitar más agua. Requieren agua limpia y pueden rehusar beber agua que tenga suciedad o esté cubierta de algas.

Son unos de los pocos animales de granja de producción cárnica de la actualidad que rara vez se crían con métodos de alimentación intensiva en confinamiento de alta concentración. A pesar de que hay un movimiento creciente que promueve estilos agrícolas alternativos, un gran porcentaje de vacas, cerdos y aves de corral todavía se crían en estas condiciones de agricultura intensiva. En cambio pocas ovejas son alimentadas regularmente a base de concentrados y menos aún mantenidas en confinamiento. Especialmente en los países industrializados, cuando no hay suficiente pasto disponible o no es lo suficientemente rico, los productores de ovinos pueden engordar corderos para el mercado antes del sacrificio en feedlots. Muchos ganaderos incrementan el suministro de alimentos nutritivos pocas semanas antes del apareamiento para mejorar la fertilidad, o en el período anterior al parto para aumentar el peso de los corderos al nacer, ya que el 70 % de su crecimiento ocurre en las últimas cinco o seis semanas de gestación. Sin embargo, la sobrealimentación de borregos en el inicio del embarazo puede conllevar un menor desarrollo placentario, restringiendo el crecimiento de los fetos al final del embarazo. Aparte de estos casos, solo las hembras en período de lactancia o animales viejos o enfermos reciben grano con regularidad. Si se les suministran concentrados deben ser formulados especialmente, pues la mayoría de los utilizados con vacas, cerdos, aves e incluso algunos para cabras contienen unos niveles de cobre que son letales para las ovejas. El mismo riesgo se aplica a los suplementos minerales y bloques de sal.

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hábitos de apareamiento

COMPORTAMIENTO REPRODUCTIVO

Las ovejas siguen una estrategia reproductiva similar a otros animales gregarios. Un rebaño de hembras generalmente es fecundado por un único macho que ha sido seleccionado por un ganadero o que haya establecido su posición dominante por medio de combate con otros carneros (en poblaciones asilvestradas). La mayoría de las ovejas son reproductoras estacionales, aunque algunas pueden reproducirse durante todo el año. Las hembras generalmente alcanzan la madurez sexual entre los seis y los ocho meses de edad y los machos entre los cuatro y los seis, aunque algunas razas, como la finnsheep, pueden llegar a la pubertad a los 3 o 4 meses y las merinas a los 18 o 20 meses. Las hembras tienen ciclos de estro aproximadamente cada diecisiete días, durante el cual emiten un olor e indican a los machos que están receptivas mediante demostraciones físicas. Una minoría de carneros puede mostrar preferencias homosexuales (una media del 8 %) y un pequeño número hembras pueden sufrir el síndrome Freemartin y ser conductualmente masculinas.

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Sin la intervención humana, los machos pueden luchar durante el estro para determinar qué individuos pueden aparearse con las hembras. Los carneros, especialmente los que no se conocen, también lucharán fuera del período de celo para establecer su dominio; los machos pueden llegar a matarse unos a otros si se les permite mezclarse libremente. Durante el estro incluso los carneros normalmente amistosos pueden llegar a volverse agresivos hacia los seres humanos a causa del aumento de sus niveles hormonales.

Después del apareamiento, las hembras tienen un período de gestación de unos cinco meses, y un parto normal dura de una a tres horas. Aunque algunas razas pueden parir regularmente camadas numerosas, la mayoría tienen uno o dos corderos. Durante o poco después del parto las madres y sus corderos pueden ser confinados en una paridera, un compartimento cerrado diseñado para permitir la observación atenta de las madres y para reforzar el vínculo entre ellas y sus corderos.

La obstetricia ovina puede ser problemática. Al criar selectivamente hembras que producen descendencia múltiple y con mayor peso al nacer durante generaciones, los ganaderos han provocado que algunas ovejas tengan dificultades para parir; encontrar el equilibrio entre una alta productividad y la facilidad para el parto es uno de los dilemas de la cría de ovejas. En el caso de este tipo de dificultades durante el parto, los ganaderos pueden ayudar a la oveja mediante la extracción o el reposicionamiento de los corderos. Después del nacimiento, las hembras rompen el saco amniótico (si no se rompió ya durante el parto) y comienzan a lamer al cordero para limpiarlo. La mayoría de los corderos empezarán a ponerse de pie una hora después del nacimiento, momento en el que, en situaciones normales, comenzarán a mamar, recibiendo el vital calostro. Los corderos que o bien no consiguen mamar o que son rechazados por la madre necesitarán ayuda para vivir, bien a través de la alimentación con biberón o de acogimiento por otra oveja.

Cuando los corderos tienen varias semanas de edad se lleva a cabo el proceso de etiquetado en las orejas, descole y de castración; a esta edad también se suele proceder a la vacunación. El marcaje o la colocación de etiquetas numeradas en las orejas, o la colocación de un identificador electrónico se realiza para facilitar la posterior identificación del animal. El descole se realiza para evitar la acumulación de suciedad en la zona anal, que se causen golpes en los testículos o en las ubres y para facilitar la monta. La castración se realiza en corderos no destinados a la reproducción y debe considerarse cuidadosamente si es necesaria en cada rebaño en particular, aunque algunos ganaderos optan por evitar el procedimiento por razones éticas, prácticas o económicas. Los carneros que deben ser sacrificados o separados de las hembras antes de llegar a la madurez sexual no suelen ser castrados. El descole y la castración se realizan comúnmente después de 24 horas del nacimiento, para evitar la interferencia con la vinculación materna y el consumo de calostro, y generalmente antes de una semana, para minimizar el dolor, el estrés, el tiempo de recuperación y las complicaciones. Se han manifestado objeciones a estos procedimientos por parte de grupos de defensa de los animales, pero los ganaderos los defienden arguyendo que solucionan muchos problemas prácticos y veterinarios y que sólo infligen un dolor temporal. El primer ciclo de vacunación (generalmente anticlostridial) se administra generalmente a las 10 o 12 semanas, cuando se espera que la concentración de anticuerpos maternos adquiridos de forma pasiva a través del calostro ha caído lo suficiente como para permitir el desarrollo de su inmunidad activa. Se suelen revacunar anualmente alrededor de tres semanas antes del parto, para proporcionarles altas concentraciones de anticuerpos en el calostro durante las primeras horas después del parto.

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Población

Amenazas a la población

Las ovejas pueden ser víctimas de venenos, enfermedades infecciosas y lesiones físicas. Como especie presa, su naturaleza está adaptada para ocultar signos obvios de enfermedad, para evitar ser blanco de los depredadores. Aun así, algunos signos de mala salud son evidentes; la ovejas enfermas comen poco, balan en exceso y por lo general se muestran apáticas. A lo largo de la historia, gran parte del dinero y el trabajo invertidos en la cría de ovejas se ha dirigido a prevenir las dolencias ovinas. Históricamente, los pastores a menudo creaban remedios mediante la experimentación en sus granjas. En países como Estados Unidos, las ovejas no tienen la suficiente importancia económica para las compañías farmacéuticas como para llevar a cabo los costosos ensayos clínicos necesarios para obtener solo un número relativamente limitado de medicamentos para uso ovino. En estos casos los ganaderos recurren al uso de medicamentos aprobados para otros animales, aunque su uso está restringido en algunas jurisdicciones y sujeto a ciertas restricciones. En los últimos tiempos una minoría de propietarios de ovejas han empezado a recurrir a tratamientos alternativos como la homeopatía, la fitoterapia e incluso la medicina china tradicional para tratar los problemas veterinarios ovinos; a pesar de algunas pruebas anecdóticas favorables, la eficacia de la medicina veterinaria alternativa ha sido recibida con escepticismo por las revistas científicas. La necesidad de antibióticos y medicamentos antiparasitarios tradicionales está muy extendida y es el principal obstáculo para la ganadería ecológica ovina certificada.

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Muchos criadores toman una serie de medidas preventivas para evitar problemas de salud. La primera es asegurarse de que todas las ovejas están sanas cuando se compran. Otras dos medidas preventivas fundamentales son el mantenimiento de una buena alimentación y la reducción del estrés en las ovejas. La reclusión, el aislamiento, los ruidos fuertes, las situaciones nuevas, el dolor, el calor, el frío extremo, la fatiga y otros factores de estrés puede causar un debilitamiento del sistema inmunitario, o la producción de cortisol en cantidades que pueden indicar problemas de salud. La fiebre de embarque (mannheimiosis neumónica, antes denominada pasteurelosis) es una enfermedad especialmente preocupante, que puede ocurrir como resultado del estrés, en particular durante su transporte o manipulación. El dolor, el miedo y otros factores de estrés pueden causar la secreción de adrenalina, que si se produce en cantidades significativas en los últimos días antes del sacrificio puede afectar negativamente a la calidad de la carne al provocar glucogenólisis lo que elimina el sustrato para la acidificación normal de la carne tras el sacrificio, con lo que la carne se vuelve más susceptibles a la colonización por bacterias de la putrefacción. Por todos estos problemas, un cuidadoso control del estrés es esencial en el manejo de las ovejas.

Otro cuidado importante es la prevención de la intoxicación. Los venenos más comunes a los que pueden estar expuestas son los pesticidas en aerosol, los fertilizantes inorgánicos, los aceites de los motores de la maquinaria agrícola o el refrigerante de los radiadores, que les resulta dulce y atractivo a las ovejas, pero que contiene etilenglicol.

Una forma habitual de medicación preventiva para las ovejas son las vacunas y los tratamientos antiparasitarios. Los agentes biológicos son probablemente el problema de salud más frecuente del ganado ovino y, dentro de estos, los más habituales son los parásitos, tanto externos como internos, que, o bien son mortales, o reducen la productividad de los rebaños. Los gusanos son los parásitos internos más frecuentes; las ovejas los ingieren durante el pastoreo, se incuban dentro de la res y posteriormente son expulsados a través del sistema digestivo, comenzando un nuevo ciclo. Para su tratamiento se le suministran a los animales infectados medicamentos antiparasitarios orales, en ocasiones tras contar el número de huevos de gusanos en las heces de la oveja para evaluar el nivel de infestación. Posteriormente se las puede trasladar a un nuevo pasto para evitar la ingestión de los mismos parásitos. Entre los externos (ectoparásitos) se incluyen los piojos (en diferentes partes del cuerpo), dípteros melófagos conocidos como garrapatas de la oveja, Gasterophilus haemorrhoidalis, Psorergates ovis y larvas de braquíceros. Los hipobóscidos son parásitos chupadores de sangre que causan desnutrición general y disminución de la productividad, aunque no son mortales. Entre los braquíceros están las moscas de la familia Oestridae y Calliphoridae, cuyas larvas causan una enfermedad extremadamente destructiva denominada miasis. Las moscas ponen sus huevos en heridas o lana mojada y sucia de estiércol; cuando las larvas eclosionan penetran en la carne de la oveja, causándole la muerte si no se trata la enfermedad. las larvas de G. haemorrhoidalis se les introducen en los senos paranasales, causándoles molestias y dificultades respiratorias; sus síntomas comunes son secreciones del conducto nasal, estornudos y movimientos frenéticos de la cabeza. Los parásitos externos pueden ser controlados aplicando medicamentos a la espalda de las ovejas recién esquiladas, mediante pulverizadores o por inmersión en una fórmula antiparasitaria.

También se ven afectadas por una amplia gama de enfermedades bacterianas y virales. Las enfermedades de las pezuñas, como la pododermatitis o la escaldadura podal son tratados con bálsamos, pediluvios y otros remedios. Estas dolorosas enfermedades causan cojera y dificultades en la alimentación. La paratuberculosis ovina es una infección bacteriana del tracto intestinal, crónica y contagiosa, que afecta a las ovejas jóvenes. La lengua azul es una enfermedad transmitida por dípteros hematófagos, particularmente del género Culicoides, que causa fiebre e inflamación de las membranas mucosas. El virus de la peste de pequeños rumiantes es una enfermedad viral altamente contagiosa y a menudo mortal que provoca fiebre, diarrea, neumonía y úlceras en la boca.

Algunas enfermedades ovinas pueden transmitirse a los seres humanos. El ectima contagioso o boquera es una enfermedad de la piel que provoca llagas y costras en la boca, se transmite a través del contacto directo con la piel o por materiales infectados. El carbunco o ántrax cutáneo puede transmitirse a través del contacto con lana sin lavar de animales infectados. Un caso preocupante es el de los organismos que pueden causar el aborto enzoótico o clamidosis ovina y que puede transmitirse fácilmente a mujeres embarazadas. Otro motivo de preocupación son la tembladera o scrapie (enfermedad priónica neurodegenerativa) y el virus que causa la glosopeda o fiebre aftosa del ganado, ya que ambas pueden diezmar rebaños enteros, aunque esta última representa un riesgo leve a los seres humanos. Durante el brote de fiebre aftosa de 2001 en el Reino Unido, millones de reses de ganado ovino, bovino y porcino fueron sacrificadas, con un coste de unos 30 000 millones de libras.

Además de los parásitos y las enfermedades, los depredadores son una amenaza para las ovejas y para la rentabilidad de la ganadería ovina. Las ovejas tienen poca capacidad para defenderse a sí mismas en comparación con otras especies criadas como ganado. Incluso en el caso de sobrevivir a un ataque, pueden morir a causa de sus lesiones, o simplemente de pánico. El impacto de la depredación varía de forma significativa dependiendo de la región. En África, Australia, América y partes de Europa y Asia los depredadores son un problema grave. En los Estados Unidos, por ejemplo, más de un tercio de las muertes de ovejas fueron causadas por depredadores. Por el contrario, otras naciones están prácticamente libres de depredadores de las ovejas, en particular las islas conocidas por su extendida ganadería ovina. En todo el mundo los cánidos (incluido el perro doméstico) son responsables de la mayoría de las muertes de ovejas. Entre otros animales que se alimentan puntualmente de ovinos están los felinos, osos y aves rapaces y cerdos salvajes.

Los ganaderos han utilizado una gran variedad de medidas para combatir la depredación a lo largo del tiempo. Los pastores antiguos y medievales lo hacían mediante su propia presencia, perros pastores y estructuras de protección, como vallas y establos. Las vallas (tanto normales como eléctricas), el encierro en recintos por la noche y el parto y primeros cuidados en interiores continúan siendo ampliamente utilizados. Los pastores de mediados del siglo XX utilizaban armas de fuego, trampas y venenos para matar a los depredadores, causando disminuciones significativas en las poblaciones de depredadores. Con la aparición de los movimientos ecologistas y de conservación, actualmente en los países más desarrollados el uso de estos métodos suele ser responsabilidad de organismos gubernamentales designados especialmente para esta labor.

La década de los años 1970 vio un resurgimiento del uso de perros pastores y el desarrollo de nuevos métodos de control de predadores por parte de los productores de ganado ovino, muchos de ellos no letales. Burros y lámidos de vigilancia se han utilizado desde la década de 1980 para defender las ovejas, siguiendo el mismo principio básico de los perros pastores. El pastoreo junto con otras especies, por lo general con ganado mayor como vacas o caballos, puede contribuir a disuadir a los depredadores, incluso si esas especies no protegen activamente a las ovejas. Además de los animales guardianes, la ganadería ovina actual puede utilizar elementos de disuasión no letales para los depredadores, como luces activadas por movimiento o alarmas ruidosas.

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Referencias

1. Ovis orientalis aries artículo en Wikipedia - https://es.wikipedia.org/wiki/Ovis_orientalis_aries
2. Ovis orientalis aries en el sitio web de la Lista Roja de la UICN - https://www.iucnredlist.org/species/44172/50197518

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