El oso pardo europeo (Ursus arctos arctos) es una subespecie del oso pardo (Ursus arctos) propia de Europa, desde la península ibérica hasta Escandinavia y Rusia.
Es un habitante característico de bosques maduros de Europa, en hábitats boscosos en la zona occidental y en la oriental en hábitats de tundra. Su longevidad es de veinticinco a treinta años. Los máximos conocido son de treinta y cuatro años en estado silvestre y de cuarenta y siete en cautividad. En los Pirineos se constató que un oso al que se le denominaba «Papillón» contaba con veintinueve años cuando murió. Aunque se ha constatado que algún ejemplar ha alcanzado los treinta y cuatro años de edad, lo normal es que vivan entre veinte y veinticinco años. Tiene una longitud del hocico a la base de la cola que llega a 2.5 m (8.2 ft), y una altura en la cruz de 1,30 m. Los machos adultos pesan promedio 250 a 300 kg, y alcanzan un peso de 481 kg (1,058 lb), las hembras tienen un típico rango de peso de entre 150–250 kg. Su color muy variable de un individuo a otro. Puede variar entre el marrón muy oscuro y el dorado claro, pasando por diversas gamas de grises. Las crías suelen presentar un collar blanquecino más o menos amplio alrededor del cuello, marca que habitualmente desaparece a partir de la primera muda al año de edad, pero puede quedar algún resto en los adultos.
El pelaje se renueva una vez al año, en la época estival, y su tonalidad varía entre el pardo amarillento y el marrón oscuro. La visión no la tiene muy desarrollada comparada con otros sentidos, aunque sí puede ver en color durante la noche. A larga distancia reconocen formas pero no detalles, y detectan mucho mejor animales u objetos en movimiento que inmóviles. En algunas situaciones desfavorables pueden erguirse sobre sus patas traseras para aumentar su campo de visión. Su oído es extremadamente agudo y desarrollado al igual que el olfato que es excelente, finísimo y, sin duda, su sentido más desarrollado y el que más les ayuda en su vida cotidiana. Gracias a él pueden detectar a larga distancia muchas de sus fuentes de alimento y también el estado sexual de otros ejemplares durante la época de celo.
Sus mandíbulas tienen de treinta y seis a treinta y ocho dientes, entre los que destacan cuatro caninos, o colmillos, puntiagudos y robustos como los de otros carnívoros. Sin embargo, la presencia de incisivos aptos para cortar hierba y tallos, y de molares amplios y aplanados capaces de triturar alimentos de origen vegetal, hacen que la dentadura de este carnívoro está perfectamente adaptada a un régimen omnívoro.
En esta subespecie hay un claro ejemplo de dimorfismo sexual, en promedio, los machos alcanzan un peso de 115 kg pudiendo alcanzar más de 250 kg y las hembras 85 kg pudiendo alcanzar los 150 kg.
Se obtuvo un rango de 80-230 kilos en los machos aunque la mayoría no alcanzaban los 180 kilos. Para las hembras se obtuvo un rango de 65-170 kilos aunque la mayoría no alcanzaban los 130 kilos. El récord se alcanzó en 1848 cuando se cazó a un macho de 350 kilos.
Los osos son omnívoros: en primavera y otoño su alimentación es sobre todo vegetal, pero también aprecian las carroñas. Su alimento preferido son los panales de miel. Además cazan pequeños vertebrados e insectos y, en el momento de remonte de los salmones en los ríos, se hacen pescadores, concentrándose cerca de las orillas. Únicamente algunos individuos se especializan en la captura de grandes presas, sobre todo animales domésticos y de caza.
Los osos alcanzan la madurez sexual entre los tres y los cinco años son polígamos y su celo tiene lugar entre mayo y julio. En las hembras, la cópula provoca la ovulación —en lenguaje técnico se llama «ovulación inducida»—, lo que incrementa sus posibilidades de quedar preñadas. La implantación es diferida, es decir, el óvulo fecundado flota libremente en el útero y no se implanta hasta el otoño; solo entonces comienza la verdadera gestación, que dura unos dos meses. En plena hibernación en el mes de enero, y en la seguridad de la osera, la hembra pare de una a tres crías, excepcionalmente cuatro. que pesan al nacer unos 350 g, y los oseznos alcanzan de 20 a 25 kg al cumplir su primer año de vida. Viven con la madre aproximadamente un año y medio. El intervalo entre dos partos es de, al menos, dos años.
Las amenazas a las que se enfrentan son variadas y todas provocadas directa o indirectamente por el hombre: cambio climático, destrucción del hábitat, caza furtiva, caza accidental (con lazos), aumento de presión sobre el hábitat.
A nivel mundial la especie se encuentra en una situación vulnerable con extinciones parciales en toda su distribución coincidiendo con las zonas más humanizadas y con las subespecies en más alto riesgo de extinción.
Central: esta población se considera extinguida Sur: 10-12