Hemión, Onagro
Los hemiones se diferencian también de los asnos africanos en el menor tamaño de las orejas y la ausencia de rayas negras en los pies (característica perdida también por la mayoría de los burros domésticos). El color y longitud del pelo varía según los ejemplares y las subespecies, oscilando entre el blanco amarillento y el negro, aunque el leonado es el más frecuente. Su altura en la cruz es de 1,3 m aproximadamente.
Estos animales son bastante veloces, llegando hasta los setenta kilómetros por hora en tramos cortos, y también muy resistentes, capaces de moverse por el desierto a velocidades de más de 20 km/h durante cientoveinte minutos mientras buscan nuevas pozas de agua donde abrevarse y poder alimentarse de hierbas o arbustos.
Pueden pasar bastante tiempo sin beber, aunque su resistencia es menor que la de otros animales presentes en su mismo hábitat, como el camello bactriano.Por esta razón, los asnos salvajes asiáticos suelen encontrarse cerca de las acumulaciones de agua que frecuentan, y que no abandonan a menos que sea estrictamente necesario.
Hasta el siglo XVIII tenía una distribución prácticamente uniforme que se extendía desde Anatolia y las estepas de Rusia meridional hasta Manchuria, pero en la actualidad se encuentra muy restringido a varias zonas aisladas dispersas por esta área.
Esta especie forma grupos de menos de doce individuos dirigidos por un macho dominante o semental que es el único autorizado a reproducirse y defiende su harén de otros machos adultos. El apareamiento se produce en la estación húmeda y las hembras dan a luz una única cría cada dos años que abandona el grupo al llegar a la madurez, garantizando así el intercambio genético entre las distintas poblaciones.
El onagro cuenta con el lobo y el hombre como únicos enemigos. Este último lo ha cazado desde el Paleolítico por su carne y su piel, además de competir con él por los pastos para sus animales domésticos. Debido a ello, esta especie está en grave peligro de extinción, su distribución fragmentada y con un número de individuos en estado salvaje que apenas ronda los mil.
Los hemiones, a pesar de ser montaraces, son fácilmente domados, puesto que ya se tenía registro de su empleo en la Baja Mesopotamia (3500 a 3000 a. C.).