Guacamayo escarlata

Guacamayo escarlata

Guacamayo rojo, Guacamayo bandera

Reino
Filo
Clase
Familia
Género
ESPECIE
Ara macao
Tamaño de la poblacion
20-50 Thou
Esperanza de vida
40-50 years
Velocidad máxima
56
35
km/hmph
km/h mph 
Peso
1
2
kglbs
kg lbs 
Longitud
81
32
cminch
cm inch 

El guacamayo escarlata , guacamayo rojo o guacamayo bandera (Ara macao) es una especie de ave perteneciente a la familia de los psitácidos y ave nacional de la República de Honduras. Además, es una de las nueve especies existentes del género Ara, del cual es una de las de mayor tamaño, pues llega a alcanzar 90,7 cm de longitud y 1 kg de peso. Se distingue por su plumaje de colores vivos, que es principalmente rojo escarlata, complementado con algunas plumas azules y amarillas con verde que inician desde las alas hasta su cola. Habita a lo largo de un amplio rango de distribución que abarca desde el sureste de México hasta las selvas pedemontanas del departamento de Cochabamba en el centro de Bolivia, en bosques húmedos tropicales cercanos a grandes corrientes de agua, a altitudes que van desde el nivel del mar hasta los 1000 msnm. Se reconocen dos subespecies: A. m. macao y A. m. cyanoptera.

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Es una especie de hábitos diurnos y muy social, que puede llegar a formar bandadas de varias decenas de miembros, los cuales se reúnen para buscar alimento, acicalarse, protegerse mutuamente y dormir juntos. Los miembros dominantes del grupo suelen ser los machos adultos en edad de reproducción. Se comunican principalmente a través de la vocalización, con graznidos fuertes y graves. Es una especie endogámica que empieza a reproducirse a los cuatro años de edad, poniendo entre uno y cuatro huevos cada temporada de reproducción, la cual abarca de noviembre a mayo. Su dieta se compone predominantemente de semillas, aunque también consume frutas, néctar, insectos o las flores, las hojas y el tallo de ciertas plantas. Además, la complementan con minerales que contrarrestan algunas toxinas presentes en sus alimentos, que para ellos son difíciles de digerir y para los humanos llegan a ser tóxicas.

En algunas regiones su supervivencia está amenazada, considerando su gran rango de distribución, la Lista Roja de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) la clasifica según su estado de conservación como especie bajo preocupación menor. Por otro lado, la especie está listada en el Apéndice I del Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES). Muchos países también cuentan con leyes y organizaciones propias que protegen esta especie, y que buscan revertir su desaparición en muchas regiones de su área de distribución original a causa del ser humano, a través de re-introducciones con ejemplares criados en cautividad.

Su relación con el ser humano es tan añeja como el surgimiento de las primeras civilizaciones precolombinas. Las civilizaciones maya y azteca la vinculaban fuertemente con la religión, al relacionarla con las deidades del fuego y el sol. Esto lo plasmaron en numerosos elementos artísticos como estelas, piezas de cerámica y murales, además de que sus plumas eran muy apreciadas para elaborar adornos y producir obras de arte plumario. En épocas más recientes, el interés en esta ave ha crecido para tenerla en cautiverio, por lo que ha llegado a ser una de las aves más comunes en el mundo para este propósito. Se le aprecia como mascota o para su exhibición en zoológicos y parques de entretenimiento. Esta popularidad ha surgido por su atractivo plumaje y por su capacidad para aprender trucos e imitar palabras, dado que es un ave muy inteligente. Como símbolo cultural, fue elegida por la República de Honduras como su ave nacional, y también como la mascota de la Copa América 2007 celebrada ese año en Venezuela.

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Apariencia

Es un ave grande, cuyo peso ronda los 1000 g y su longitud total los 90 cm. Esto la coloca como la tercera de mayor tamaño entre las dieciséis especies de su género. Gran parte de su longitud se la debe a su cola, que llega a medir 53 cm de media; es decir, es más larga que el cuerpo. Las alas, por su parte, alcanzan una longitud promedio de 41 cm. Tiene un esqueleto fuerte pero ligero, ideal para el vuelo, pues la mayoría de sus huesos son huecos y flexibles. Su cráneo es reducido, y los huesos que lo componen son frágiles. Su esternón es muy delgado y ligero, con una quilla profunda que aporta rigidez y amplio soporte para los músculos del vuelo. Además de esto, cuenta con unos sacos aéreos que se extienden por casi todo el cuerpo y le permiten aprovechar mejor el aire que respira, lo que le ayuda a regular su temperatura, a falta de glándulas sudoríparas.

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Sus alas son gruesas y romas en los bordes delanteros, mientras que en los posteriores se vuelven más afiladas. Van de planas a ligeramente cóncavas en la parte inferior. Al aletear las mueve en un semicírculo hacia el frente, entreabriendo las remeras primarias para que el aire se deslice entre ellas y poder volar con facilidad. Su plumaje es vistoso y colorido, predominantemente rojo escarlata en la cabeza, cuello, espalda, garganta, vientre, costados y muslos, así como en las partes superiores de las alas y la cola. Estas plumas se ven de un tono rojo más brillante, casi anaranjado, si se exponen directamente a la luz del sol. Las plumas coberteras mayores y medias de las alas son amarillas, aunque las puntas de estas plumas son verdes en la subespecie A. m. macao y azules en A. m. cyanoptera. Las remeras, así como las coberteras inferiores del obispillo, las del dorso y tanto las de la parte superior como las de la inferior de la cola son azules. Las partes internas de la cola y de las alas son de color rojo anaranjado, más claro que el plumaje escarlata predominante.

Su pico es ganchudo, suficientemente fuerte como para cortar objetos, excavar, ayudarse a trepar y defenderse, pero ligero, de forma que no afecta su vuelo. Se compone de dos partes, de las cuales la superior es la más grande y es de color hueso, a veces un poco rosado, además de que tiene unas pequeñas marcas negras a cada lado en la región donde se une con la cabeza. También es de color negro en la punta y en la base, en la cual se forma una figura triangular de dicho color. En su parte superior se encuentran sus orificios nasales, casi imperceptibles a simple vista. La parte inferior del pico, en cambio, es totalmente de color negro, al igual que su carnosa lengua. Los ojos se encuentran posicionados de forma lateral en la cabeza, y, aunque la parte expuesta de la córnea es redonda y aparentemente pequeña, el globo ocular es en realidad bastante grande, incluso más que el cerebro. Su iris es de color castaño claro en los ejemplares jóvenes, pero se vuelve amarillo al alcanzar la adultez. Alrededor de los ojos tiene una zona de piel entre blancuzca y rosada que aparentemente está desnuda, aunque en realidad está parcialmente cubierta por pequeñas plumas rojizas casi imperceptibles que forman delgadas líneas sinuosas. Sus piernas son cortas pero fuertes, pues cuenta con poderosos músculos flexores y tendones, lo que le permite ser de percha erguida. Sus patas cigodáctilas tienen cuatro dedos, dos hacia adelante y dos hacia atrás, y son de color gris oscuro.

Morfológicamente es muy similar al del guacamayo aliverde (Ara chloropterus); sin embargo, se diferencian en que el guacamayo rojo tiene manchas amarillas en sus alas, mientras que en la aliverde, como su nombre lo indica, las manchas son completamente verdes. Igualmente, en el guacamayo aliverde las líneas rojas delgadas del área alrededor de los ojos son mucho más notorias, mientras que en el guacamayo rojo son casi imperceptibles. Finalmente, en el guacamayo aliverde el tono del color rojo de su plumaje es más oscuro, mientras que en el guacamayo rojo es un tono vivo, más claro, el cual destaca en especial en la nuca y corona, donde tiende al naranja.

El guacamayo rojo es una especie que presenta un muy ligero dimorfismo sexual, pues las hembras son más pequeñas y su pico es más encorvado, grueso y corto, además de que la cola del macho es ligeramente más larga. Aun así, es difícil determinar su sexo a simple vista; la única manera fiable de conocerlo es a través de una prueba de ADN recolectado de su sangre o sus plumas, o mediante técnicas más invasivas, como la laparoscopia y la exploración cloacal.

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Distribución

Geografía

Habita en selvas medianas subcaducifolias, selvas altas subperennifolias, selvas tropicales de tierras bajas, bosques abiertos, llanuras húmedas y sabanas, tanto en las zonas montañosas como en aquellas cercanas a las costas de los océanos Pacífico y Atlántico. Igualmente, habita en porciones remotas de bosque húmedo y bosque en galería, y busca preferentemente los climas tórridos, calientes y húmedos con temporada corta de secas, además de desplazarse según las estaciones debido a la disponibilidad de alimentos. Generalmente se mantiene entre el nivel del mar y los 500 msnm, aunque extraordinariamente pueden llegar hasta los 1000 msnm. En todo caso frecuenta el dosel arbóreo, que es la parte más alta de la selva y por lo tanto la más iluminada. Ahí acostumbra perchar, alimentarse y establecer dormideros comunales, además de que permanecer en las copas de los árboles más altos le facilita realizar los grandes vuelos que le caracterizan. Las guacamayas rojas suelen realizar estas actividades en grupos, pues viven normalmente en parejas o conjuntos familiares de 3 a 4 ejemplares, aunque pueden llegar a formar colonias de entre 25 y 50 individuos. Se mantienen por lo general cerca de los grandes ríos tropicales, en áreas con precipitaciones anuales de unos 3000 mm en el hemisferio sur y 1500 mm en el norte, ya que requieren de extensas zonas que permanezcan verdes todo el año para cubrir sus necesidades alimenticias.

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El área de distribución de esta especie abarca desde la región de la Huasteca, en México hasta el norte del estado de Mato Grosso, en Brasil y el departamento de Cochabamba en el centro de Bolivia; lo que incluye América Central y la región de la Amazonia. A pesar de su amplio rango de distribución, las áreas donde habita están bastante truncadas, y muchas de las poblaciones se encuentran aisladas.

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Guacamayo escarlata mapa del hábitat

Zonas climáticas

Guacamayo escarlata mapa del hábitat
Guacamayo escarlata
Public Domain Dedication (CC0)

Hábitos y Estilo de Vida

Esta especie es de hábitos diurnos, pues busca su alimento principalmente durante las mañanas. También es muy social, ya que acostumbra formar pequeños grupos familiares de tres a cuatro miembros (los padres y uno o dos de sus descendientes) o incluso bandadas de entre veinte y treinta ejemplares, en este caso especialmente a la hora de alimentarse. En época de reproducción, sin embargo, suelen mantenerse en parejas. Después de aprovechar la mañana para alimentarse, al mediodía regresan a la sombra de los árboles para dormitar y acicalarse. Por la tarde se trasladan con su grupo o su pareja a los sitios donde duermen para continuar acicalándose y buscar los mejores lugares de descanso.

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Existen ciertos rangos jerárquicos dentro del grupo, pues las guacamayas dominantes presentan comportamientos como amenazar con dar picotazos, sacudir sus alas y aproximarse de forma agresiva a los demás miembros de la bandada, mientras que las guacamayas sumisas suelen agacharse, se les abultan las plumas, levantan una pata o evitan completamente el contacto con los miembros dominantes. Los individuos de mayor rango son los machos adultos en edad plena para reproducirse, seguidos por las hembras que están emparejadas con ellos. Cabe destacar que estas hembras solo son dominantes cuando están acompañadas del macho; en otro caso son mucho menos dominantes. Las hembras que no han alcanzado la madurez sexual forman sus propios grupos para desplazarse, socializar y alimentarse juntas, aunque sus lazos no son tan estrechos como los de los otros grupos, y es menos probable que se defiendan unas a otras frente a las amenazas. Por otro lado, los machos jóvenes de cuatro o cinco años que acaban de alcanzar la madurez sexual forman vínculos cercanos con otros machos similares a ellos, y se vuelven agresivos y competitivos, al tratar de medir su fuerza y probar su superioridad.

El guacamayo rojo se comunica con fuertes chillidos y graznidos, donde la vocalización depende de la intención del mensaje: ya sea localizar a algún miembro del grupo, alertar de la aparición de un enemigo, avisar que se encontró comida o dar direcciones durante el vuelo. También tiene formas de comunicarse visualmente; por ejemplo, cuando se le encrespan las plumas de la cabeza, significa que se siente nerviosa o muestra agresión. Si las plumas se mantienen completamente pegadas a la cabeza puede significar que está asustada o estresada. Por otro lado, dar pisotones y extender las alas son técnicas utilizadas para intimidar a los depredadores al intentar aparentar que es más grande, aunque también puede hacer esto con fines de cortejo.

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Comportamiento estacional
cantos y sonidos

Dieta y Nutricion

El guacamayo rojo puede adaptarse a una amplia variedad de alimentos para su dieta, aunque es predominantemente granívora. De hecho, las semillas representan tres cuartas partes de su dieta, en comparación con, por ejemplo, las frutas, que solamente representan el 6 %. Además de semillas y frutas, se alimenta de nueces, néctar, insectos —incluyendo larvas—, flores o incluso otras partes de la planta, como las hojas y el tallo. Como su pico es muy fuerte, puede abrir y alimentarse de semillas de las que otros animales no pueden alimentarse. Entre los árboles que frecuenta, aprovecha los frutos de los géneros Bursera, Dipteryx, Eschweilera, Ficus, Hura, Inga, Micropholis, Spondias, Sterculia, Terminalia; las semillas de Caryocar, Cedrela, Dialium, Euterpe, Hevea, Jacaranda y Sapium; las flores y el néctar de Erythrina y Virola; y las semillas y nueces de ciertas palmas. En la temporada seca tienen predilección por los frutos de la ceiba (Ceiba pentandra) y el mijao (Anacardium excelsum), mientras que en la temporada húmeda destaca el ojoche (Brosimum alicastrum).

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Debido a sus necesidades alimenticias, realiza constantes desplazamientos entre los territorios cercanos en busca de comida, y esta búsqueda comienza desde el amanecer. Cada día, puede desplazarse 15 km o más entre las zonas donde habita y aquellas de forrajeo; y durante las migraciones estacionales puede viajar más de 100 km, dependiendo de la variación de los recursos alimenticios. Durante estos vuelos puede desplazarse a velocidades de más de 50 km/h. Las guacamayas rojas son bastante ruidosas cuando están en el aire, y silenciosas a la hora de alimentarse. Los juveniles comienzan alimentándose de árboles cuyos frutos sean fáciles de encontrar y alcanzar, como el jobo (Spondias mombin). A medida que van adquiriendo experiencia pueden llegar a alimentarse incluso de árboles cuyos frutos solo pueden alcanzar a medio vuelo.

Un alimento que consumen en particular son las semillas de ceiba amarilla (Hura crepitans), que son notables por ser tóxicas para los seres humanos. Consumir fruta inmadura implica un problema similar, ya que esta contiene químicos duros (como los taninos), que son difíciles de digerir. Para contrarrestar estos efectos negativos, es común que las guacamayas rojas, al igual que varias especies más de guacamayas y loros, acudan a lugares conocidos como lamederos, que no son más que barrancas en las cuencas de los ríos, donde pueden consumir arcilla o barro, los cuales neutralizan las toxinas de su comida. Acuden a estos lugares después de haberse alimentado —es decir, entre las nueve y las trece horas— y seleccionan cuidadosamente la sección que van a lamer. A diferencia de su comportamiento a la hora de alimentarse, las guacamayas son muy ruidosas durante sus visitas a los lamederos, en donde socializan de distintas formas, ya sea lanzándose llamadas o acicalándose las plumas.

Al igual que las demás guacamayas, esta especie es zurda para alimentarse, es decir, utiliza la pata izquierda para manipular la comida mientras se sujeta con la derecha.

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hábitos de apareamiento

COMPORTAMIENTO REPRODUCTIVO

Se emparejan de por vida después de los cuatro años de edad. Las parejas que forman son muy estables; incluso puede observarse dentro de una bandada en vuelo que las aves emparejadas vuelan una al lado de la otra. Durante el cortejo, el macho realiza reverencias, ondula sus patas, proyecta las alas al suelo, se le dilatan las pupilas y se le encrespan las plumas de la cabeza. Durante esta danza, el macho separa las patas y camina lentamente de lado a lado, meneando la cabeza de arriba abajo y extendiendo su ala izquierda. Para concluir, se detiene y mueve su cola también hacia la izquierda mientras sus plumas se recuestan lentamente contra su cuerpo. Que el plumaje del macho sea colorido y brillante también ayuda a impresionar a la hembra. Para aparearse, mueven sus largas colas de forma que no les estorben y unen sus cloacas hasta que el macho eyacula. Después de la conquista, demuestran su emparejamiento frotando sus picos, acicalándose mutuamente y compartiendo el alimento.

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Los padres no excavan el hueco para el nido ellos mismos, sino que aprovechan las cavidades hechas por otras aves, como pájaros carpinteros (familia Picidae), u otros huecos formados naturalmente en árboles de madera suave como la ceiba (Ceiba pentandra), el guapuruvú (Schizolobium Parahybum) o Dipteryx panamensis, este último particularmente en Centroamérica. El hueco suele estar a una altura del suelo que puede ir desde los 7 hasta los 25 m, aunque generalmente prefieren aquellos que están a mayor altura. Por otro lado, para las guacamayas no parece tener mucha importancia a la hora de seleccionar el hueco la orientación espacial del mismo y los factores relacionados con ello, como la temperatura y la humedad relativa. La principal modificación que le pueden llegar a hacer al hueco es ampliar su diámetro interno. No suele haber nidos de otras parejas en un radio de al menos 3 km, reduciéndose así las relaciones competitivas entre ellas. De todas formas, deben competir por estas cavidades con otras especies que también las aprecian, como iguanas, tucanes, loros, abejas y avispas, por lo que la pareja de guacamayas debe defender su nido constantemente.

El período de reproducción abarca de noviembre a mayo. La hembra pone entre uno y cuatro huevos, que son blancos, esféricos y algo brillantes, de aproximadamente 47x33 mm de longitud, los cuales empolla por veinticinco días, en promedio. A pesar de que puede poner varios huevos, rara vez eclosionan más de dos. Además, como son puestos con varios días de separación, la cría que nace primero aventaja considerablemente a las demás en tamaño, lo que suele llevar a las menores a morir de hambre. Al nacer, tienen los ojos cerrados y están desplumadas, su pico es claro y sus uñas son débiles; pesan alrededor de 25 g y la longitud de sus alas es de aproximadamente 1,8 cm.

A grandes rasgos, esta especie pasa por cinco etapas de crecimiento. La primera cubre las diez semanas posteriores al nacimiento. Ambos padres se encargan de cuidar de los polluelos, alimentándolos entre cuatro y seis veces al día con vegetales regurgitados y parcialmente digeridos. Se encargan de criarlos durante aproximadamente ciento cinco días, tiempo durante el cual visitan el nido entre cuatro y siete veces por día, aunque las crías pasan alrededor del 80 % del tiempo por su cuenta. Su desarrollo durante este tiempo es acelerado, principalmente porque se produce la osificación y crecimiento de los huesos. Durante las primeras seis semanas ocurre este proceso en las patas y piernas, lo que les permite poder erguirse y sujetar objetos con las garras. Posteriormente ocurre el proceso en el cráneo y el pico, y finalmente en las alas. En total tardan unos cuarenta o cincuenta días en alcanzar su tamaño máximo, y empiezan a moverse fuera del nido hasta los sesenta y cinco o setenta y cinco días de edad. Cuando ya están fuera del nido, los jóvenes aprenden de los padres todo lo indispensable, incluyendo cómo alimentarse, pues no todos los árboles dan fruto en la misma época y deben reconocer las rutas sobre las cuales pueden realizar sus recorridos para encontrar alimento. Otro aspecto importante es la socialización, dado que es una especie que acostumbra reunirse en grandes grupos de varias decenas de individuos para jugar, acicalarse, luchar o dormir juntos. Sus primeras interacciones sociales se dan aproximadamente al mes y medio de vida con sus hermanos, si es que los tienen. A los dos meses ya socializan de forma más compleja, persiguiéndose por los árboles y luchando con sus patas, picos y alas.

Posteriormente, entre las diez y las dieciséis semanas de edad, ocurre la segunda etapa de crecimiento, cuando el individuo es capaz de realizar sus primeros vuelos. Generalmente se mantiene dentro de un radio de 1 km del nido, y aumenta poco a poco las distancias recorridas. Aquí la maduración principal es la que experimentan las plumas, pues ya todas han salido, pero no han alcanzado su tamaño máximo. La tercera etapa de crecimiento se empalma con la segunda, e implica el destete, es decir, la pequeña guacamaya comienza a independizarse de sus padres. Durante este tiempo, los juveniles tratan de perfeccionar la técnica de vuelo y la búsqueda del alimento. Antes de alimentarse por su cuenta, practican la manipulación de objetos con pequeñas ramas y hojas, con lo que desarrollan la coordinación necesaria para manejar por sí mismos la comida. Entre los seis y los doce meses de edad se produce la cuarta etapa, cuando terminan su desarrollo óseo. El final de esta etapa la marca la separación de los padres y la independencia plena. Sin embargo, todavía existe una quinta y última etapa de crecimiento, que abarca del año de edad hasta los tres años, durante la cual el individuo no ha alcanzado la madurez sexual y por lo tanto no puede reproducirse. Una vez que alcanza dicha madurez, se puede considerar que el guacamayo ha llegado a la etapa adulta.

Censos muestran que cada año, menos del 20 % de la población se reproduce. Además, el porcentaje de éxito de anidación de la especie es ligeramente menor al 50 %. El guacamayo rojo llega a vivir en promedio entre treinta y cincuenta años, aunque en estado salvaje suele ser más bien de unos quince debido a las dificultades que supone sobrevivir en dicho entorno. En cautividad, en cambio, puede pasar de setenta y cinco años, e incluso llegar a cien.

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Población

Amenazas a la población

Es vulnerable ante diversas enfermedades. Por ejemplo, entre las bacterianas están la salmonelosis, causada por Salmonella typhymurium, la micoplasmosis, principalmente asociada con Streptococci,Staphylococci y Escherichia coli, y la tubercolosis, evidente en especial por la aparición de lesiones en la cara, y diarrea, y causada por Mycobacterium avium. En cuanto a enfermedades virales, se pueden mencionar la ornitosis, que es la más importante entre las psitácidas y es causada por organismos de Chlamydia; afecta principalmente a ejemplares jóvenes y que han estado sometidos a estrés, y se puede transmitir a humanos a través de heces secas, plumas caídas o incluso una mordedura. Sus efectos son diarrea, conjuntivitis con descargas nasales, fatiga y anorexia. Si la pérdida de peso y la fatiga se vuelven extremas, pueden causar la muerte. Otra es la enfermedad de Newcastle, misma que puede contraerse de o contagiarse a aves de corral, y generalmente implica malestar general, diarrea y problemas respiratorios. También se presenta la enfermedad de Pacheco y la enfermedad de Marek.

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Asimismo, existe la posibilidad de contraer enfermedades parasitarias, que pueden ser micóticas, como la aspergilosis pulmonar causada por Aspergillus fumigatus; por protozoarios, como la tricomoniasis del buche, la coccidiosis intestinal y la giardiasis; por helmintos, principalmente nematodos como Capillaria y Ascaridida; o por artrópodos, en particular Knemidocoptes pilae, causante de la cara y pata escamosa. En lo referente a trastornos alimenticios y metabólicos, estos se pueden presentar generalmente cuando las semillas son deficientes en minerales, aminoácidos o vitaminas. También es común la deficiencia de yodo en los ejemplares jóvenes.

Otras enfermedades que pueden presentarse son la arteriosclerosis —particularmente en aves adultas—, gota periarticular o necrosis esofágica. El hábito del picaje —esto es, arrancarse excesivamente las plumas, dejando incluso grandes áreas de piel al descubierto— se puede presentar como síntoma de un mal psicológico, ya sea aburrimiento, relaciones sociales deficientes o falta de actividad, y en el peor de los casos pueden conducir a que se produzca heridas en la piel. La mejor forma de solucionar esto es a través del contacto social, ya sea del cuidador o de los compañeros de su misma especie.

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Cantidad de individuos

Según las estimaciones, para el año 2008 la población total de guacamayas rojas en el continente americano era menor a los 50 000 ejemplares. Sin embargo, la vasta mayoría de ellas habitan en Sudamérica, ya que se calcula que a mediados de la década de 1990 el número máximo de estas aves que habitaba en estado salvaje en toda la región de México y Centroamérica estaba entre 4000 y 5000 aves, habiendo disminuido a un estimado de 400 para el año 2012. La zona donde es más habitual es en la cuenca del Amazonas y en las Guayanas, pero se piensa que la población más grande conocida de guacamayas rojas en estado natural es la que frecuenta un grupo de cinco lamederos de arcilla de Perú. Los lamederos son numerosos a lo largo de la cuenca del Amazonas y son un buen lugar para observar a esta y otras especies de aves selváticas. Además, la mayor cantidad de especímenes en cautiverio en todo México y Centroamérica es la que habita en el parque Xcaret en Quintana Roo, México, con alrededor de 950 ejemplares.

Aportes al ecosistema

Dentro de su ecosistema, compite por el alimento con otras especies de aves que tienen dietas similares, como el guacamayo aliverde (Ara chloropterus) y el guacamayo azul y amarillo (Ara ararauna). De hecho, con frecuencia intentan alimentarse en silencio, probablemente con el fin de evitar revelar el lugar del alimento a sus competidores. Evidentemente, al alimentarse de especies vegetales influye también en el crecimiento de la población de dichas especies, al ayudar a esparcir sus semillas. Por otro lado, hay especies con las que compiten por los huecos de sus nidos, por ejemplo, las abejas africanizadas para establecer sus colmenas, u otras aves que buscan anidar como el guacamayo jacinta (Anodorhynchus hyacinthinus), el guacamayo verde (Ara militaris), el halcón montés collarejo (Micrastur semitorquatus, el pato mandarín Cairina moschata), el suirirí piquirrojo (Dendrocygna autumnalis), el halcón murcielaguero (Falco rufigularis) y el zopilote (Coragyps atratus).

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Sus depredadores son principalmente las aves rapaces, y en menor medida serpientes, jaguares, monos y otros mamíferos grandes, aunque sus huevos son vulnerables también a reptiles y mamíferos pequeños y medianos. Es indicadora del nivel de pertubación de su hábitat.

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Referencias

1. Guacamayo escarlata artículo en Wikipedia - https://es.wikipedia.org/wiki/Ara_macao
2. Guacamayo escarlata en el sitio web de la Lista Roja de la UICN - http://www.iucnredlist.org/details/22685563/0
3. Xeno-canto canto de los pájaros - https://xeno-canto.org/702973

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