El elefante sirio (Elephas maximus asurus) es una subespecie extinta de elefante asiático, de la que constituía su población más occidental, antes de extinguirse durante la antigüedad. Restos del esqueleto de E. m. asurus se han recuperado en el Medio Oriente (Turquía, Irak y Siria) en un rango temporal que va desde hace tres millones de años hasta 100 años a. C.
Los antiguos artesanos sirios usaron los colmillos de E. m. asurus pare elaborar tallas en marfil. En Siria, la producción de objetos con marfil alcanzó su máximo durante el primer milenio antes de Cristo, época en la que los arameos realizaron espléndidas incrustaciones de marfil para muebles. La cacería intensiva de los elefantes sirios a causa de su marfil acabó exterminándolos hacia el año 100 a. C.
Los elefantes sirios estuvieron entre las mayores subespecies de elefantes asiáticos que hayan sobrevivido en tiempos históricos, midiendo 3.5 metros o más de altura hasta los hombros. Los restos óseos no muestran mayor diferencia respecto a los elefantes indios, excepto por el tamaño. Un estudio de restos de 3,500 años de antigüedad provenientes del lago Gavur situado al suroeste de Kahramanmaraş en Turquía determinó que se hallaban dentro de la variación genética actual y pertenecían al grupo β1 del clado principal β de los elefantes asiáticos. Estos poseían además un haplotipo mitocondrial extremadamente raro que solo se había reportado anteriormente en un ejemplar moderno de elefante de Tailandia, y se situó el origen de este haplotipo entre hace 3,700–58,700 años. Los datos no fueron concluyentes en cuanto a si esta población tenía un origen natural o uno antropogénico, aunque el primero es la hipótesis más favorecida.