Chrysocyon brachyurus, llamado comúnmente aguará guazú (del guaraní aguara guasu "zorro grande"), es una especie de mamífero carnívoro de la familia de los cánidos autóctono de las regiones de espesuras. Se encuentra en Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Perú, y está casi extinto en Uruguay.
Es el mayor de los cánidos de América del Sur. Es inofensivo para el humano y el ganado; sin embargo, la ocupación de su hábitat y la caza lo han reducido a zonas aisladas. Se encuentra registrado en el Apéndice II del listado de especies protegidas de la CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres). En 2011, en Brasil, una hembra, atropellada por un camión, fue sometida a tratamiento con células madre en el Jardín zoológico de Brasilia, siendo este el primer caso registrado de uso de células madre para curar heridas en un animal salvaje.
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No migratorioM
comienza conEl aguará guazú es corpulento en comparación con otros cánidos silvestres, una impresión reforzada por la densidad de su pelaje y la distintiva melena de crines alrededor del cuello. Alcanza los 107 cm de altura a la cruz, y hasta los 145 cm de longitud, a los que hay que sumar unos 45 cm de cola. Puede alcanzar los 42 kg de peso. La estructura del cuerpo se asemeja a la de un zorro, aunque las patas largas le dan un aire desgarbado muy peculiar.
El pelaje es largo y tupido, de color anaranjado rojizo, más largo en la región del cuello, con el vientre más claro. Presenta marcas negras en el hocico, las extremidades y a lo largo de la espina dorsal, así como otras blancas en la garganta, el interior de las orejas y ocasionalmente en el extremo de la cola.
La cabeza es alargada y pequeña en relación con el tamaño del cuerpo; la melena eréctil le permite parecer más grande para amenazar a sus congéneres. Las pupilas de los ojos son circulares, a diferencia de los zorros, que las tienen en forma de elipse vertical. Las orejas son grandes, lo que facilita irradiar el calor para reducir la temperatura corporal. Tiene fuertes uñas en las extremidades delanteras, aunque es incapaz de excavar con ellas. Las patas largas lo dotan de una visibilidad superior en las regiones de pastos altos en las que habita. Como la hiena, mueve las extremidades de un mismo lado al caminar pues le permite ahorrar energía y recorrer grandes distancias; esto deja una huella distintiva.
Son excelentes caminadores, recorriendo los mismos senderos de ida y de vuelta. No necesita correr dado las pequeñas presas que persigue, razón además de su pequeño volumen pectoral. Los individuos se comunican entre sí a través de largas distancias con un aullido ronco, de tono bajo y de alto alcance que le ha dado la fama de lobizón en muchas regiones. Sus huellas son muy características en que las almohadillas medias se encuentran unidas al igual que en el jagua yvyguy (Speothos venaticus).
Es un animal de áreas abiertas aunque no duda en hacer incursiones al bosque o selva para ingerir frutas como las de la palmera pindó (Syagrus romanzoffiana). Si bien puede ingerir proteína animal, sus heces suelen estar repletas de frutos de esta palmera y además de grandes cantidades de Solanum lycocarpum, tan común en el Chaco paraguayo. Con respecto a su dieta de carne es normal que cace mamíferos pequeños como armadillos, ratas y pequeñas aves como ynambúes (Tinamidae).
En 2009 un estudio de ADN realizado por un equipo científico dirigido por Graham J. Slater, de la Universidad de California en Los Ángeles, confirmó que el pariente más cercano al aguará guazú es el lobo de las islas Malvinas (Dusicyon australis), extinto por el hombre en el siglo XIX. El estudio confirmó que ambas especies se separaron hace alrededor de 6,7 millones de años. Los cánidos solo lograron colonizar América del Sur hace unos 3 millones de años, en el evento llamado en paleobiogeografía el gran intercambio biótico americano, el cual ocurrió cuando los continentes de América del Norte y del Sur se conectaron gracias a la formación del istmo de Panamá. Esto quiere decir que los linajes de ambas especies llegaron desde América del Norte ya distanciados.
No se han hallado ejemplares fósiles de otras especies del género Chrysocyon, por lo que se supone que evolucionó independientemente desde el Pleistoceno.
El aguará guazú prefiere las praderas y los pastizales en zonas de humedales y bosques, se lo encuentra ocasionalmente en zonas selváticas.
Se distribuye desde el río Paranaíba en la región Nordeste de Brasil de Brasil, Mesopotamia argentina al sur por el Chaco de Paraguay en Río Grande del Sur (Brasil) la cuenca del río Paraná, especialmente en el chaco Boliviano y al oeste de las pampas del Heath en Perú.
En Uruguay se consideraba extinto. Sin embargo, en 1991 se registró en el departamento de Río Negro. Durante los 2000 se dieron varios registros: en el departamento de Rocha (2000, 2002), Cerro Largo (2006, 2007), y en Salto en 2021.
Tenía una distribución que alcanzaba a la provincia de Mendoza como límites austral y oeste, habiendo desaparecido en décadas recientes de gran parte de su rango debido a la cacería, a la destrucción de ambientes acuáticos y pastizales, y a la deforestación.
En Bolivia se encuentra en casi todo su territorio y está severamente protegido.
En Paraguay se encuentra distribuido en los humedales de todo su territorio.
En la región Occidental:
En la región Oriental:
El aguará guazú se mantiene por lo general oculto durante el día; caza preferentemente en horario crepuscular, aunque está también activo de noche. Es omnívoro, y obtiene la mayor parte de sus calorías de frutos (principalmente de la lobeira) y raíces tiernas; sin embargo, son buenos cazadores. Acechan su presa —roedores pequeños, especialmente conejos, liebres y cuises, además de lagartos, ranas y aves— para matarla de improviso; aunque pueden desarrollar buenas velocidades en carrera, normalmente no persiguen a la presa. Comen también huevos de aves y reptiles, y de ser necesario carroña. La dentición refleja sus hábitos alimentarios, mostrando molares bien desarrollados e incisivos superiores relativamente débiles.
El aguará guazú no forma manadas en ningún momento del año. Alrededor del año de edad madura sexualmente; un año más tarde forma una pareja estable; no caza ni duerme en común, pero ocasionalmente ocupan el mismo cubil. La pareja habita en un territorio común, al que defiende de las incursiones de otros cánidos, de hasta 25 km². Son fuertemente territoriales; aún en cautiverio la convivencia entre ejemplares del mismo sexo es difícil y áspera.
A comienzos de otoño la hembra inicia el estro; su receptividad dura solo cinco días en promedio. Desde el apareamiento hasta la madurez de las crías, la pareja se mantendrá junta. Ambos padres cuidan de los cachorros, que nacen tras dos meses de gestación. Una camada habitual tiene dos o tres ejemplares, aunque en cautiverio se han registrado hasta seis nacimientos. Las crías pesan unos 400 g, y nacen ciegos e indefensos como otros cánidos; al nacer no presentan pelaje, que comienza a crecer a los pocos días. Hasta los tres meses de edad la coloración es gris ceniza muy oscuro, que los ayuda a disimularse entre la vegetación. Los padres los alimentan y cuidan hasta cerca del año de edad; luego abandonan el territorio y se desplazan por la zona hasta encontrar un área desocupada y pareja.
El aguará guazú no aúlla; se comunica a la distancia mediante ladridos roncos y graves. Las situaciones de conflicto, cuando un ejemplar entra al territorio de otro pese a las marcas olfativas que lo delimitan, suscitan un gruñido similar al de los perros.
Sus aullidos o ladridos, que suenan a un “gua-a” largo y que se repite como mínimo ocho veces, se deja oír desde lejos, suponiéndose que su nombre común en guaraní provenga del sonido de su aullido.
Estos son más comunes en invierno, coincidiendo con la época de cortejo, o sea su época de celo, reproducción y parición. Utiliza cavidades de los pastizales a los que le da forma de cueva inclinando los pastos, allí pare tres o cuatro cachorros totalmente negros entre julio y septiembre (invierno en Paraguay) luego de un periodo de gestación de 62 a 66 días. Es principalmente crepuscular o nocturno y pasa los horas de luz solar escondido entre la vegetación.
Son individuos muy territoriales y solitarios y presentan lazos de pareja muy fuertes en épocas reproductivas aunque rara vez la pareja se ve deambular junta. En sus territorios se ven frecuentemente demarcaciones con heces que las suelen colocar elevadas sobre el terreno, por ejemplo sobre tacurúes (termiteros).