La grulla carunculada (Bugeranus carunculatus) es una especie de ave de la familia Gruidae de gran tamaño propia de la región subsahariana del continente africano.
Con una estatura superior a los ciento setenta y cinco centímetros es la grulla africana de mayor tamaño, y la segunda grulla a nivel general, después de la grulla sarus (Grus antigone) (el ave voladora más alta). Con las alas extendidas, alcanza una envergadura de unos doscientos sesenta centímetros. El peso de las hembras oscila entre los 6.4 y los 7.9 kilogramos y en los machos, entre los 7.5 y 9 kilogramos.
El lomo y las alas de esta especie son de color gris ceniciento. La parte del plumaje de la cabeza que se encuentra en la corona y por encima de las cejas es de una tonalidad algo más obscura, un gris pizarra; el resto de la testa es de color blanco, inclusive los dos pendones de plumas que cuelgan de la porción superior de la garganta del animal. Tanto las plumas primarias y secundarias (estas últimas son extremadamente largas, al punto de casi tocar el suelo) de sus alas, cuanto las del pecho inferior y vientre y las de la cola son color negro profundo. La parte superior del pecho y el cuello son blancos. La piel alrededor de los ojos, desprovista de todo tipo de plumaje, es rojo carmesí; esta zona desnuda se extiende hacia la base del pico y hasta la barbilla. Sobre esta piel, se observan verrugas de distintas dimensiones que le dan su nombre al animal. Sus largos picos son de un color blanco sucio, mientras sus también extensas patas y los dedos son gris negruzco.
Machos y hembras son prácticamente indistinguibles, aunque, por lo común, los ejemplares masculinos tienden a poseer un mayor tamaño.
Los individuos juveniles tienen el plumaje corporal íntegramente de una tonalidad leonada, carecen de las zonas de piel desnuda en su rostro, y los pendones de sus barbas son apenas perceptibles.
La población mundial de grullas carunculadas se extiende a través de once países del territorio subsahariano de África, incluyendo un grupúsculo aislado en las tierras altas de Etiopía. Más de la mitad de los ejemplares de esta ave habitan en Zambia; sin embargo, la concentración más elevada de estos animales se halla en el delta del Okavango, en Botsuana. Vestigios paleontológicos indicarían que la grulla carunculada supo extenderse, en tiempos pretéritos, por toda la costa occidental africana.