Sika
El ciervo sica o sika (Cervus nippon) es una especie de cérvido propia del Extremo Oriente, cuyo hábitat se extiende desde el sur de Siberia hasta Vietnam, incluyendo Japón, Taiwán y varias islas más del Océano Pacífico cercanas a las costas de China. Una distribución tan amplia ha originado su división en varias subespecies, muchas de ellas insulares.
El sika es un ciervo de tamaño medio y cuernos desarrollados. Tiene un pelaje corto de color rojizo, con el vientre de color más claro y manchas blancas por todo el cuerpo, similar a otros cérvidos como el gamo, el axis o los ejemplares jóvenes de ciervo de Virginia. Se observa también una banda fina de pelo oscuro a lo largo del cuello y la espalda.
El sika ha sido cazado desde tiempos antiguos en todos los países de su distribución, excepto en Japón, donde, al igual que muchos otros animales salvajes, fue venerado como dios protector de la naturaleza por la religión tradicional sintoísta. Esto cambió durante la Era Meiji, cuando comenzó a ser cazado en gran número y los bosques en que vivía se vieron amenazados por la tala masiva y la tala de grandes superficies para destinarlas a plantaciones. Por suerte, se decidió protegerlo cuando su extinción en el archipiélago japonés parecía ya inminente. En la actualidad abunda especialmente en Hokkaidō, donde se encuentra en expansión debido a que carece de depredadores (las dos subespecies de lobos japoneses fueron exterminadas hace más de cincuenta años). En los últimos años se ha permitido la caza de un número reducido de cabezas al año, con el fin de estabilizar su población. También es un inquilino habitual de los parques y templos de otros lugares de Japón, especialmente en la ciudad de Nara. Por el contrario, en el continente asiático se encuentra en peligro de extinción, y las medidas tomadas al respecto hasta ahora se han mostrado insuficientes.
Principalmente nocturnos, los ciervos sica a veces buscan comida durante el día, solos o en pequeños grupos. Los machos adultos permanecen solitarios la mayor parte del año aunque a veces se agrupan, mientras que las hembras con sus cervatillos forman grupos de 2 ó 3 sólo durante la época de partos. Los machos marcan sus límites territoriales cavando agujeros con las patas delanteras y la cornamenta. Cuando se producen disputas territoriales entre machos, las pezuñas y la cornamenta se utilizan como armas principales. Los ciervos sica son excelentes nadadores y se meten fácilmente en el agua para escapar de sus predadores o por Otros motivos. También son animales muy vocales, con más de 10 sonidos individuales, que van desde suaves silbidos hasta fuertes gritos.
Los ciervos sika son herbívoros (graminívoros, folívoros) y pueden comer cualquiera de los siguientes alimentos: hierba, hojas caídas, vegetación arbustiva, hierbas, frutas, hongos, helechos de tierra, bambú, hiedra venenosa, maíz y soja.
El ciervo sica es polígamo y un macho puede reunir con éxito un harén de hasta 12 hembras dentro de su territorio durante la época de celo, que es en otoño (septiembre y octubre). Un solo cervatillo nace en mayo o junio tras un periodo de gestación de unas 30 semanas. Cuando nace un cervatillo, la madre esconde a su cría entre la espesa maleza. La cría permanece muy quieta y callada mientras espera el regreso de la madre. Sorprendentemente, los cervatillos casi no huelen e incluso los perros de caza no pueden detectar su olor. Cuando los cervatillos tienen unas semanas se aventuran a salir a jugar con los Otros cervatillos. El recién nacido es amamantado hasta los 10 meses con leche cada vez más grasa. Se independiza entre 10 y 12 meses después de nacer y alcanza la madurez reproductiva entre los 16 y 18 meses de edad.
Las principales amenazas para el ciervo sika son la contaminación del agua, la pérdida de hábitat y la caza por su carne, así como por el terciopelo de su cornamenta, que tiene un uso en la medicina tradicional. La pérdida de diversidad genética debida a la fragmentación de su hábitat también es motivo de preocupación, así como la competencia con cabras y otros animales asilvestrados. Otra amenaza son las colisiones con vehículos. La hibridación con ciervos comunes autóctonos en lugares como el Reino Unido es un riesgo para la conservación, ya que amenaza la integridad genética de ambas especies.
Japón cuenta con la mayor población de ciervo sica del mundo, con 3.080.000 ejemplares según las estimaciones de 2015 del Ministerio de Medio Ambiente japonés. Población creciente gracias a los esfuerzos de conservación y a la extinción de su principal Depredador, el Lobo Gris, hace más de un siglo. También existen poblaciones autóctonas relativamente pequeñas en Rusia (8.500-9.000 individuos) y China (menos de 1.000 individuos).
El Ciervo sica es importante para controlar la vegetación autóctona mediante el ramoneo, y es una presa importante para los Depredadores locales.